EL MAR
(1962 – La Habana)
A Tati, Meri, Margarita, con quienes compartí una ola…
I
Hay grandes piedras en tu oscuridad tempestuosa
grandes piedras con sus fechas lavadas por tu sombra
porque hasta el sol del día cómese tu sombra cruje en el frío despidiéndose del aire que no se atreve a penetrarte. Oh mar donde los desesperados pueden dormir arrullados por explosiones impasibles
alfabeto del vértigo paisaje diluido que los muros embisten
las gaviotas y la espuma de los peces son tu primavera
Antología poética de Roque Dalton 30
tu furia es una pirámide verde una resurrección del fuego más agudo tu clima tu mejor huella sería un caracol caminando con pasos de niño el desierto (Amé siempre esas poblaciones disímiles al parecer robadas de las manos del mar pequeñas villas junto a la arena puertos escandalosos en la ebriedad del salitre caseríos tiritando entre la niebla llena de corales
grandes ciudades titánicas frente a las tempestades humilladas
aldeas de pescadores ciegos bajo un faro de aceite factorías acechantes entre los manglares con un largo cuchillo
Valparaíso como una gran cascada en suspenso Manta Puná puertos del Ecuador que me negaron las hojas
Buenaventura aromática como un gran sexo sucio Panamá con los ojos punzados por la depravación
Cartagena siempre aguardando a los piratas hambrienta
Willemstadt náufraga en los dominios del petróleo
Tenerife y su dulce copa de vino
Barcelona bostezando entre los Bancos y los carabineros
Nápoles bellamente tumefacta Génova Leningrado Sochi La Guaira Buenos Aires Montevideo como una margarita Puerto Limón Corinto Acajutla en una lenta playa de mi patria
todos mirándose en el espejo grave que surcan los delfines
aportando con un sable veloz las infinitas espigas de esmeralda)
II
«…sal de los sacrificios…»
García Lorca
Si la noche rescata su cúpula de fósforo
y tus perdidos monstruos bajo el rayo se arrugan
los peces desatados son diez rápidos niños
que maduran profundos el himno de la escama
El oxígeno muerto sobre los minerales
cuando pasa un desfile de hipocampos dorados
enturbia el agua verde con su herida maldita
mientras prosigue sordo el rito de los pulpos
Antología poética de Roque Dalton 31
Sal de los sacrificios vecindad corrosiva
luz sin fuego mordiente quemadura licuada
pálida sangre antigua de corriente furiosa
donde los ahogados resucitan su fiebre
El mar el mar entierra su salada noticia
el mar devora sordo la solar quemadura
el mar alza su rostro su cicatriz al cielo
el mar recae roto al cuido del abismo
En los embarcaderos nos engaña el aroma
de las algas vencidas de los peces amargos
el mar no es un cadáver es un sueño azotado
un móvil laberinto donde tiemblan los astros